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El Día Cero del Agua: Cómo evitar que se nos seque el futuro

  • Foto del escritor: saludpublicadigital
    saludpublicadigital
  • 27 ago 2024
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 4 ago

Nos duchamos, cocinamos, sembramos, fabricamos y bebemos agua. Pero, ¿qué pasa cuando simplemente... se acaba? No es ciencia ficción: el "día cero", el punto en que una ciudad se queda sin agua, ya ha sucedido y podría volver a pasar muy pronto, incluso aquí. ¿Por qué está pasando esto? ¿Qué tiene que ver contigo? Y lo más importante: ¿todavía estamos a tiempo de evitarlo?



El planeta azul… ¿sin agua?


Sí, el planeta está cubierto en un 70% de agua. Pero eso es una trampa estadística. La mayor parte es salada, y la dulce —la que necesitamos para beber, sembrar, bañarnos o generar energía— apenas representa un 2.5%. Peor aún: casi toda está congelada en glaciares o atrapada bajo tierra.


Imagina que toda el agua del planeta fuera una esfera: el agua dulce accesible sería apenas una esferita del tamaño de la carretera México–Cuernavaca. Y de esa pequeña fracción dependemos todos.




El agua está en todo (y para todo)


Nuestros cuerpos, nuestros cultivos, nuestras fábricas y nuestras ciudades funcionan gracias al agua. Por eso, la escasez de agua no es un problema ambiental más: es una amenaza existencial.


Desde civilizaciones antiguas hasta metrópolis modernas, el ser humano ha vivido cerca del agua. Pero hoy, extraerla y distribuirla se ha vuelto cada vez más costoso y complicado. Y no solo porque somos más personas... sino porque vivimos diferente.


¿Cómo llegamos hasta aquí?


Consumimos más de lo que tenemos


El crecimiento poblacional, el desarrollo industrial y nuestros hábitos de consumo han disparado la demanda de agua:


  • En América Latina, 7 de cada 10 litros de agua se usan para el campo.

  • En EE.UU., 4 de cada 10 litros van a la industria.

  • El estadounidense promedio consume el doble de agua que un colombiano.


Y eso sin contar el agua virtual: aquella que no vemos, pero se usó para producir lo que consumimos. Por ejemplo:


  • 1 kg de carne: 15,000 litros

  • 1 kg de arroz: 2,500 litros

  • Una botella de refresco de 500 ml: 35 litros de agua

  • Una botella de agua... puede requerir hasta 7 litros para producirse.


Además, hasta el 30% del agua urbana se pierde por fugas, evaporación o riego ineficiente.


Estamos contaminando el agua


El agua no solo debe existir, debe ser segura para usarse. Pero el 80% del agua que contaminamos regresa sin tratar a la naturaleza.


Un ejemplo alarmante es el río Santiago en Jalisco: contaminado por desechos domésticos y sustancias tóxicas de más de 280 industrias, incluyendo marcas como Nestlé y Hershey.


El cambio climático lo agrava todo


El aumento de temperatura acelera la evaporación de ríos y presas. Los patrones de lluvia se alteran: hay lugares con sequías extremas, y otros con tormentas destructivas. Los bosques —clave para generar nubes y recargar acuíferos— están desapareciendo.


Sin vegetación, el agua corre en superficie, no se infiltra y no se almacena. Así perdemos reservas vitales. El Bosque La Primavera, en Guadalajara, es un ejemplo claro: si lo cuidamos, nos cuida.


Casos reales del día cero


Ciudad del Cabo, Sudáfrica, estuvo a un paso del colapso hídrico en 2018. Solo gracias a campañas masivas de ahorro, recolección de lluvia y medidas de emergencia se evitó el desastre.


Ciudad de México vive una amenaza similar. El sistema Cutzamala, que abastece a millones, estuvo al 30% de su capacidad en enero de 2024. El racionamiento ya es parte del día a día. Algunos expertos prevén un "día cero" para 2050; otros lo veían tan pronto como junio de 2024.


Y esto no es exclusivo de México. En todo el mundo, ciudades grandes y pequeñas están bajo presión.

¿Y las políticas públicas? ¿Ayudan o estorban?


Depende. En algunos casos, las decisiones políticas priorizan intereses económicos. En 2018, el entonces presidente de México firmó decretos que permitían extraer agua de 300 ríos, favoreciendo a empresas mineras y agroindustriales.


También hay oportunidades perdidas: inversión limitada, falta de mantenimiento en infraestructura hídrica, y escasa protección de bosques y cuencas.


Pero aún hay tiempo de cambiar esto.


Ecosistemas y sostenibilidad: el marco de todo


Un ecosistema es una red de vida: plantas, animales, agua, aire, suelo… todo conectado. Si contaminamos un río o talamos un bosque, el equilibrio se rompe, y el impacto llega a todos.


La sostenibilidad es usar los recursos de hoy sin destruir el mañana. Significa cuidar el agua como un préstamo del futuro, no como un recurso infinito.


¿Qué podemos hacer?


A nivel individual:


  • Cierra la llave mientras te cepillas los dientes.

  • Arregla fugas en casa.

  • Reduce el consumo de carne y productos ultraprocesados.

  • Evita ropa de moda rápida (requiere muchísima agua para fabricarse).

  • Instala captadores de lluvia.

  • Considera un baño seco: ahorra hasta 30,000 litros al año por persona.


A nivel colectivo y gubernamental:


  • Invertir en tecnologías de eficiencia hídrica.

  • Proteger ríos, bosques, lagunas y acuíferos.

  • Reparar redes hidráulicas.

  • Aplicar tarifas progresivas: quien más gasta, más paga.

  • Detener el acaparamiento de agua por parte de grandes industrias.

  • Promover el reúso de aguas tratadas con regulaciones claras (como la NOM-003-SEMARNAT-1997).


Con solo el 0.06% del PIB, podríamos lograr avances enormes.


¿Y el calentamiento global? ¿Tiene que ver?


Absolutamente. El cambio climático sí está relacionado con la escasez de agua:


  • Hace que las lluvias sean impredecibles.

  • Aumenta la frecuencia de sequías e inundaciones.

  • Reduce la eficiencia de los ecosistemas para almacenar agua.


Por eso, luchar contra el calentamiento global también es cuidar el agua.

Evitar el día cero está en nuestras manos


El agua no es un lujo. No tiene sustituto. Es la base de la vida.


La pregunta ya no es si el día cero puede llegar. La pregunta es: ¿estamos dispuestos a hacer lo necesario para evitarlo?


Cada acción importa. Cada gota cuenta. Desde casa, desde las empresas, desde los gobiernos: podemos y debemos cambiar el rumbo.


¿Y tú, qué vas a hacer?


¿Tienes experiencias sobre la escasez de agua en tu comunidad? ¡Cuéntanos! Comparte este artículo con alguien que necesita saberlo.


Porque el momento de actuar es ahora. Y porque el agua no espera.

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