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La pobreza estadística en México: Los "otros datos"

  • Foto del escritor: saludpublicadigital
    saludpublicadigital
  • 18 ago
  • 3 Min. de lectura

Una mirada crítica a la pobreza, los determinantes sociales de la salud y la realidad detrás de las estadísticas oficiales


La pobreza no es solo falta de dinero


Cuando hablamos de pobreza, lo primero que viene a la mente suele ser el dinero. ¿Cuánto gana una familia? ¿Alcanza para la comida, el transporte o la renta?


Sin embargo, la pobreza va mucho más allá de los ingresos. Existen tres formas principales de entenderla:


  • Pobreza por ingresos: cuando lo que ganas no alcanza para cubrir lo más básico.

  • Pobreza extrema: cuando ni siquiera puedes comprar suficiente comida.

  • Pobreza multidimensional: cuando, aunque tengas algo de ingreso, careces de derechos fundamentales como salud, educación, vivienda adecuada, seguridad social o servicios básicos.


Este último enfoque fue diseñado para que no nos dejemos engañar por un aumento temporal en los ingresos que, en la práctica, no cambia la vida de las personas.


Pobreza y salud: una relación inseparable


La salud está profundamente conectada con la pobreza. Y no hablamos solo de hospitales o medicinas.

Los determinantes sociales y estructurales de la salud —la vivienda, el empleo, la educación, el acceso a agua potable, la calidad de las calles y comunidades— son los que realmente marcan la diferencia.


Un hogar puede estar “fuera de la pobreza” según la estadística, pero si no tiene acceso a atención médica, cualquier enfermedad grave puede devolverlo a la vulnerabilidad en un instante.


El discurso oficial y la realidad mexicana


Recientemente, Claudia Sheinbaum celebró que la pobreza en México se encuentra en su nivel más bajo en los últimos 40 años. A primera vista, parece un logro histórico.


Pero un análisis más profundo revela un problema: hoy, aunque hay menos pobreza medida por ingresos, más mexicanos carecen de salud pública.


¿La paradoja? Se pueden festejar cifras, pero la realidad es que más de 80 millones de personas presentan al menos una carencia social: alimentación, educación, salud, vivienda digna, seguridad social o infraestructura básica como drenaje y pavimentación.


En pocas palabras: si asistes a la escuela aunque sea en un aula improvisada, si vives en una casa de cartón o si recibes una vacuna en tu comunidad, en las estadísticas ya “no eres pobre”. Pero eso no significa que vivas con dignidad.


Los números no mienten… pero se puede mentir con los números


Aquí está la clave: la pobreza extrema se mide con la canasta alimentaria, la famosa “Línea de Pobreza Extrema por Ingresos”.


Si ganas menos que ese monto, eres pobre extremo. Pero si el gobierno ajusta la línea con precios promedio o inflama el ingreso con programas sociales, mágicamente menos gente aparece como pobre, aunque nada haya cambiado en la vida real.


Un ejemplo lo ilustra:


  • Una familia gana 1,999 pesos al mes. Está bajo la línea de pobreza extrema (2,000 pesos).

  • Si el gobierno baja la línea a 1,900, técnicamente esa familia ya no es pobre, aunque siga sin comer lo suficiente.

  • Si recibe un apoyo de 100 pesos y llega a 2,099, también “sale” de la pobreza estadística.

  • Pero en su mesa solo habrá medio kilo más de carne al mes, sin médico, sin drenaje, sin seguridad social.


El resultado: las cifras mejoran, pero la vida sigue igual.


El verdadero reto: dignidad, no estadísticas


Reducir la pobreza de manera sostenible no significa mover una línea o entregar apoyos temporales.

Significa eliminar las carencias estructurales que limitan a millones de mexicanos.


La verdadera reducción de la pobreza se sostiene en tres pilares:


  • Crecimiento económico real.

  • Empleo de calidad y bien remunerado.

  • Acceso universal a servicios básicos y derechos sociales.


Hoy, el primero está ausente, el segundo es insuficiente y el tercero avanza con desigualdad. Los apoyos pueden aliviar el día a día, pero no garantizan un futuro diferente.


Pobreza maquillada vs. pobreza real


La pobreza en México no se supera con discursos ni con números.

Se supera garantizando que nadie viva sin salud, sin educación, sin vivienda digna o sin seguridad social.


Las estadísticas pueden bajar, sí. Pero mientras millones sigan enfrentando estas carencias, la pobreza seguirá siendo parte de la realidad cotidiana.


Y aquí queda la pregunta para ti:¿México realmente está reduciendo la pobreza… o solo la está escondiendo detrás de los números?

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